Millones de migrantes en todo el mundo son particularmente vulnerables al aumento de la xenofobia y las prácticas discriminatorias en el contexto de la crisis económica mundial. Se requiere aplicar un enfoque de derechos humanos a la gobernanza migratoria para proteger los derechos de todos los migrantes y de sus familiares.
Conmovedora reunión en el aeropuerto de trabajadores migrantes filipinos que regresan del Líbano.
Derechos de autor: Fotografía de la OIM
El nivel de migración internacional ha aumentado de forma considerable en los últimos a?os y se ha convertido en un verdadero fenómeno mundial. Se estima que más de 200 millones de personas viven actualmente fuera de su país de origen.
“El respeto de los derechos humanos de los migrantes no sólo es una obligación legal sino que es también crucial para asegurar que la migración se convierta en una decisión propia y una oportunidad para las personas en vez de ser una estrategia de supervivencia”, expresó Ngonlardje Kabra Mbaijol. Asesor Especial de la Alta Comisionada, quien habló en nombre de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos en un panel sobre “migración, discriminación y los derechos económicos, sociales y culturales” que se realizó como evento paralelo de la Conferencia de Examen de Durban.
“Además, el respeto de los derechos humanos de los migrantes es fundamental para mejorar la reintegración de los migrantes en los países de destino”, manifestó.
La lucha contra el racismo fue uno de los temas discutidos en la Conferencia de Examen. Las cuestiones relacionadas con el disfrute de los derechos económicos, sociales y culturales tienen particular relevancia para muchos migrantes. Con mucha frecuencia, los migrantes son objeto de actos graves de discriminación en asuntos relacionados con la vivienda, la educación, la salud, el trabajo y la seguridad social.
La Declaración y Programa de Acción de Durban (DPAD) destacó en el a?o 2001 la importancia de crear las condiciones propicias para promover una mayor armonía, tolerancia y respeto entre los migrantes y el resto de la sociedad en los países anfitriones.
Asimismo, el documento final de la Conferencia de Examen de Durban insta a los Estados a adoptar y aplicar la legislación necesaria para proteger a los trabajadores domésticos migratorios, sin importar su condición migratoria, así como a adoptar un enfoque integral y equilibrado para la gobernanza de la migración.
“Conforme la difícil situación financiera mundial se convierte en una crisis difusa y prolongada, es probable que el aumento de la xenofobia, los sentimientos anti-migratorios y las prácticas discriminatorias repercutan en los derechos civiles, culturales, económicos, políticos y sociales de los migrantes”, dijo Mbaijol.
“Los trabajadores migratorios, tanto los documentados como los irregulares, serán y en algunos casos ya han sido los primeros en perder su trabajo. Por lo general, los migrantes son empleados en sectores que están más expuestos en lo estructural a los caprichos de las fuerzas del mercado, o que se ven afectados de forma más directa en época de crisis”.
Mbaijol instó a los gobiernos a respetar sus obligaciones legales para proteger los derechos humanos de los migrantes que se encuentran dentro de su jurisdicción.
Jillyane Redpath-Cross, Oficial Jurídica Superior de la División de Derecho Internacional sobre Migración y Asuntos Jurídicos de la Organización Internacional para la Migraciones, dijo que no se podía aludir a la falta de instrumentos que contengan disposiciones que garanticen los derechos de los migrantes, incluidos los derechos económicos, sociales y culturales.
“El desafío consiste en poner en práctica estos derechos y hacerlos realidad en la vida diaria de los migrantes y en la interacción entre los migrantes y las comunidades”, manifestó.
Jorge Bustamante, Relator Especial sobre los derechos humanos de los migrantes
destacó el hecho de que los ataques racistas y xenofóbicos contra los migrantes son a menudo un respuesta a la percepción distorsionada, muchas veces provocada por los medios de comunicación, del alcance de la migración y de las consecuencias que ésta tiene en las sociedades anfitrionas.
Mbaijol agregó que “dicha protección es todavía más importante durante una crisis económica que tiene la capacidad de exacerbar o provocar la discriminación y la xenofobia”.