Discurso
Discurso de la Sra. Louise Arbour, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, con motivo de la Primera Sesión Sustantiva de la Conferencia de Examen de Durban
del 21 de abril al 2 de mayo de 2008, Ginebra
Sra. Presidenta,
Excelencias,
Se?oras y se?ores,
Con la muerte de Aimé Césaire ocurrida la semana pasada, el mundo perdió a uno de los más prominentes pensadores y defensores de mayor inspiración en la lucha contra la discriminación racial. Asimismo, el 4 de abril se conmemoró el cuadragésimo aniversario del asesinato de Martin Luther King. La conmemoración de la vida y del trabajo de estos destacados avatares de la lucha contra el odio racial nos recuerda la responsabilidad individual y colectiva que tenemos de adoptar la visión que ellos articularon con impetuosa claridad. La resonancia de su mensaje y la fuerza de su legado han convertido la consecución de la igualdad no sólo en un imperativo moral sino también en una meta posible de alcanzar.
Necesitamos adoptar un enfoque común que nos permita lograr esa meta y fomentar la visión de estos grandes luchadores más allá de los rituales propios de la conmemoración y de la remembranza. La Declaración y el Programa de Acción de Durban no sólo reflejan el solemne compromiso que han adquirido los Estados en este sentido sino que también ofrecen un programa de trabajo funcional para perseguir nuestro fin.
Todos los Estados tienen la responsabilidad primordial de asegurar la aplicación efectiva del derecho a la igualdad y a la no discriminación. Su participación en la elaboración del programa de trabajo contra la discriminación establecido en la Conferencia Mundial de 2001 ha generado expectativas que sólo se pueden satisfacer mediante la acción determinada y cooperativa. Es mediante la aplicación de la Declaración y del Programa de Acción de Durban que se debe determinar el verdadero éxito de la Conferencia. Para medir dicho progreso, la Asamblea General de las Naciones Unidas ha convocado la Conferencia de Examen de Durban que se celebrará en 2009.
Una tarea clave que ustedes deberán asumir durante esta sesión será definir el marco de acción que permita garantizar el éxito de la Conferencia de Examen de Durban. Al hacerlo, no debemos perder de vista el impacto real que tienen las actitudes y las conductas racistas en las víctimas que sufren esta generalizada violación de los derechos humanos. Debemos enfocarnos en acciones que propicien el cambio positivo en la vida diaria de cada individuo y de los grupos de víctimas en todas las regiones y países del mundo.
Distinguidos Delegados,
Las conferencias de examen del sistema de las Naciones Unidas tienen como objetivo determinar el cumplimiento de los compromisos que adquirió la comunidad internacional en la conferencia principal. Estas reuniones también ofrecen oportunidades para establecer programas de trabajo que permitan a los Estados avanzar aún más en el cumplimiento de sus promesas solemnes. La Conferencia de Examen de Durban es parte de esta práctica consagrada. No obstante, no podemos ocultar el hecho de que la Conferencia de Examen de Durban, incluso desde las acciones iniciales preparatorias, ha provocado críticas y continúa generando inquietudes, las cuales amenazan en definitiva contra el éxito de este proceso si no se enfrentan y se resuelven con determinación.
En la sesión de organización realizada en agosto del a?o pasado, el Comité Preparatorio adoptó por consenso los objetivos de la conferencia de examen de Durban. Estos objetivos deben constituir la base del examen que se espera que hagan los Estados Miembros y demás actores en el ámbito nacional y regional en preparación para la conferencia de examen. Durante esta sesión y la segunda sesión sustantiva de octubre, se deberán hacer todos los esfuerzos necesarios para aprovechar el consenso logrado en agosto del a?o pasado.
La Conferencia de Examen de Durban no es ni se debe considerar como una repetición de la Conferencia Mundial de 2001. Permítanme reiterarles que se trata más bien de una plataforma para evaluar el progreso; es una oportunidad para fortalecer los compromisos, y un medio para perfeccionar las acciones de manera decidida y dentro del contexto apropiado. Por lo tanto, el proyecto del documento final que debe elaborar el Comité Preparatorio debe proporcionar estrategias efectivas para que cada uno de los actores pueda emprender acciones concretas y alcanzar metas mensurables en el plano nacional, regional e internacional dentro de plazos determinados con miras a la erradicación del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia.
Se?ora Presidenta,
Un paso importante, y de hecho imperativo, para avanzar en esa dirección es la ratificación universal de los instrumentos internacionales pertinentes y la amplia aceptación de los mecanismos correspondientes. Aún estamos lejos de alcanzar esos objetivos, sobre todo en lo que respecta a la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial, el Convenio sobre pueblos indígenas y tribales de 1989 (N° 169) de la OIT y la Convención Internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares. Desafortunadamente, ha sido escaso el avance en cuanto al retiro de las reservas hechas a los artículos clave de la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial. En el caso de la Convención Internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familias, el bajo nivel de ratificación y la falta de disposición por parte los países de origen, así como de los países de destino, para adoptar este instrumento internacional representan obstáculos significativos para la protección de los derechos de los migrantes.
Una visión general del trabajo realizado por el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial durante los últimos cuatro a?os revela que en todas las regiones los Estados Miembros aún no se reconoce la existencia del fenómeno del racismo. La legislación nacional y las medidas para garantizar la eliminación del racismo en la mayoría de los países son inadecuadas o inefectivas. Por consiguiente, los grupos vulnerables continúan siendo víctimas de la agresión mientras que los abusadores disfrutan de la impunidad. Debido a las prohibiciones constitucionales, a las leyes que protegen la privacidad o a la falta de capacidad, algunos Estados no pueden o experimentan dificultades para recabar datos estadísticos que revelen el grado en que ocurre el fenómeno. Estos datos también podrían facilitar la adopción de medidas preventivas y correctivas. Muy pocos Estados han adoptado planes nacionales de acción para corregir todas estas graves deficiencias y prevenir de manera efectiva la discriminación.
Además, cada vez es más evidente que los grupos de víctimas del racismo continúan teniendo una escasa representación en la vida pública de sus respectivos países.
Distinguidos Participantes,
La Asamblea General, en el párrafo 50 de su resolución 62/220, subraya que el Comité Preparatorio debatirá en su primer período de sesiones sustantivo la organización de los trabajos de la Conferencia de Examen de Durban y otras cuestiones, entre ellas la asignación de fondos con cargo al presupuesto ordinario de las Naciones Unidas para convocar la Conferencia en 2009. El Comité Preparatorio también tendrá que acordar el programa de trabajo de la Conferencia de Examen, así como la sede de la misma.
La Declaración y el Programa de Acción de Durban fueron adoptados por consenso. Sin embargo, aún hay algunas cuestiones en las que existe disensión entre los Estados, lo cual no resulta sorprendente en un contexto donde convergen una gran cantidad de culturas, sistemas jurídicos y prioridades nacionales. Es, por lo tanto, de gran importancia mantener una actitud flexible y aprovechar a plenitud esta diversidad, la cual en vez de obstaculizar el entendimiento y el respeto mutuo, debe contribuir a enriquecer el pensamiento y la experiencia individual y colectiva.
La Conferencia de Examen debe convertirse en una plataforma desde la cual todos los actores pertinentes, desde los Estados Miembros hasta los grupos de la sociedad civil, los organismos de las Naciones Unidas y otras organizaciones regionales e internacionales, aprovechen la oportunidad para renovar su determinación y sus compromisos en la lucha contra el racismo, la discriminación, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia. La Conferencia debe ser un foro que permita reflexionar sobre las acciones que se habrán de emprender para aplicar en conjunto y a plenitud el programa de trabajo contra la discriminación. Asimismo, la conferencia debe brindar la oportunidad a la comunidad internacional para determinar y decidir de qué manera se puede avanzar con mayor rapidez y efectividad para alcanzar las metas comunes de igualdad y no discriminación que sustentan y que de hecho son la razón de ser del sistema de derechos humanos.
Muchas gracias.