Discurso
Discurso de Navanethem Pillay, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos con motivo de la apertura del Segundo Comité Preparatorio
6 October 2008Excelencias,
Distinguidos Participantes,
Se?oras y Se?ores,
Es para mí un placer dirigirme al segundo Comité Preparatorio de la Conferencia contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia. Deseo felicitarlos por los significativos logros alcanzados desde que se inició este proceso a principios de este a?o.
A partir de perspectivas divergentes, el primer Comité Preparatorio logró el consenso en torno a cuestiones complejas, entre ellas los objetivos de la Conferencia de Examen, la sede y duración de la misma, así como las modalidades de participación de la sociedad civil.
Además, las dos conferencias regionales de Brasilia y Abuja han creado las condiciones propicias para alcanzar mayores logros respecto a la aplicación del programa de trabajo y al desarrollo el debate contra el racismo.
Espero que con las decisiones adoptadas durante los últimos seis meses y con las decisiones que se tomarán en esta reunión, todos los actores lleguen al convencimiento de que con el debido compromiso y la participación de todos podremos minimizar la disensión y centrar nuestros esfuerzos en las metas que nos unen.
Nadie pone en tela de duda la importancia de las cuestiones que están en juego. El racismo, la xenofobia, la discriminación y la intolerancia son problemas que por desdicha ocurren todos los días alrededor del mundo.
El haber crecido en medio del apartheid en Sudáfrica me permitió saber muy bien lo que es vivir en un entorno impregnado de racismo. Como presidenta de la Corte Penal Internacional de Ruanda, escuché el testimonio de personas comunes que de pronto se convirtieron en víctimas de una oleada de odio étnico. Yo sé, y estoy segura de que todos sabemos, que las consecuencias que tienen el permitir que la discriminación, la desigualdad y la intolerancia ocurran y se proliferen sin control pueden llegar a ser genocidas. También sé que si logramos encontrar ámbitos de confluencia y unirnos en torno a un propósito común con valor y determinación, podremos poner fin a los ciclos de violencia y de discriminación, así como hacer justicia a favor de la reafirmación individual y colectiva de los derechos humanos de las personas de todas las razas, religiones y grupos étnicos.
Insto a todos los Estados Miembros a hacer ese esfuerzo adicional histórico que hará posible el cambio, y a enfocarse en los compromisos concretos adquiridos en Durban, los cuales pondrán fin a todas las formas de discriminación. Como lo declaré ante el Consejo de Derechos Humanos el mes pasado, la aplicación de la Declaración y del Programa de Acción de Durban aún se encuentra muy rezagada y lamentablemente estamos muy lejos de cumplir con los compromisos solemnes que los Estados asumieron hace siete a?os.
Hay muchos otros asuntos, algunos viejos y otros nuevos, que aún quedan por resolver. Por mi parte, no escatimaré esfuerzos para facilitar el proceso de negociación, para traer a todos a la mesa de negociación y garantizar que las víctimas del racismo, la desigualdad, la injusticia y la intolerancia no lleguen a creer que la comunidad internacional no es capaz de superar sus diferencias para poder abordar su compromiso a plenitud y de manera apropiada. Las diferentes perspectivas no deberían impedir que las negociaciones se lleven a cabo sobre la base del consenso. En efecto, confío en que el debate se beneficiará de la amplia gama de opiniones y experiencias bien fundadas que serán expresadas con respecto.
Excelencias,
Al celebrar este a?o el sexagésimo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, debemos tener presente el hecho de que el racismo, la discriminación y la intolerancia son problemas mundiales que deben preocupar a todos. En efecto, estos problemas representan algunos de los desafíos más grandes de nuestros tiempos. También debemos reconocer que las normas de los derechos humanos constituyen la guía idónea para proteger a los grupos vulnerables del racismo y de la intolerancia. Hace siete a?os, y aprovechando este vital legado normativo, la Declaración y el Programa de Acción de Durban establecieron el marco y la plataforma para afianzar nuestra lucha contra las reprochables prácticas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia.
El programa de trabajo de la Declaración y el Plan de Acción de Durban está sustentado en una visión holística. No está limitado ni a la definición legal del término “racismo” ni a exiguas medidas para combatir este flagelo. Por el contrario, el programa comprende medidas trascendentales orientadas a fortalecer la educación y la lucha contra la pobreza, así como a garantizar el desarrollo, a mejorar los recursos disponibles para las víctimas del racismo, y a fomentar el respeto al imperio de la ley y de los derechos humanos.
Permítanme subrayar, sin embargo, que los compromisos internacionales sólo resultan efectivos cuando se aplican en el plano nacional. No me cansaré de reiterar que la credibilidad que pueda tener cada país o grupo de países para reclamar una mejor protección internacional contra el racismo depende de su capacidad de cumplir con los compromisos asumidos, los cuales se deben reflejar en las políticas, instituciones y legislaciones respectivas de manera que beneficien a los individuos y a las comunidades mejorando sus vidas de manera significativa.
En este sentido, la Declaración y el Programa de Acción de Durban se deben considerar dentro del contexto apropiado junto con una amplia gama de esfuerzos, que aunque distintos son complementarios, incluidos aquellos que emprenden los órganos de derechos humanos creados en virtud de tratados, los procedimientos especiales, los mecanismos de seguimiento de Durban, así como el mandato de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos.
Considero que para poder lograr el máximo beneficio en el proceso de examen de la Declaración y el Programa de Acción, es preciso adoptar un enfoque multifacético. ?
Primero, debemos atender las recomendaciones y los hallazgos surgidos de los mecanismos de derechos humanos, en particular la Convención Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial (CIEDR), la cual debería ser ratificada a nivel universal. Además, debemos pensar en formas de emitir alertas tempranas y hacer realmente efectivos los sistemas de alerta con el fin de evitar que las tensiones alcancen proporciones criminales. Dentro de este contexto, permítanme aprovechar la oportunidad para se?alar la importante contribución que varios titulares de mandatos especiales han hecho a la labor del segundo Comité Preparatorio. La labor de los expertos independientes especiales es crítica para la aplicación de la Declaración y el Programa de Acción de Durban. Se deben tomar en cuenta sus opiniones y se debe dar seguimiento efectivo a las recomendaciones que surgen de sus estudios especializados y de los proyectos de país.
En segundo lugar, los Estados deben acatar las recomendaciones hechas por los tres mecanismos especializados creados después de la Conferencia de Durban, a saber, el Grupo de Expertos sobre Personas de Ascendencia Africana, El Grupo de Trabajo Intergubernamental sobre el Seguimiento de la Conferencia de Durban para la aplicación efectiva de la Declaración y el Programa de Acción, y el Grupo de Expertos Eminentes Independientes. Asimismo, el Consejo de Derechos Humanos creó en el a?o 2006 un mecanismo adicional, el Comité Especial sobre Normas Complementarias, para cubrir las brechas de la CEDR y para proporcionar normas reguladoras dirigidas a combatir todas las manifestaciones contemporáneas del racismo. Desde su inicio, estos mecanismos han procurado determinar la manera de crear la estructura normativa necesaria para combatir el racismo, y han hecho sugerencias concretas apropiadas. Una de esas recomendaciones consistió en instar a los Estados a que adopten planes de acción contra el racismo, pero muchos países no han cumplido con el llamado. La OACDH está en la mejor disposición de brindar apoyo y compartir su experiencia en esta materia.
Tercero, los Estados podrían aprovechar de forma más sistemática el conocimiento, la información y la experiencia que tanto ha costado adquirir a las instituciones de la sociedad civil y de derechos humanos. Debemos aprovechar al máximo la Conferencia de Examen para reconsiderar de qué manera se puede promover con mayor eficacia la participación de la sociedad civil y de los grupos interesados en la lucha contra la exclusión social y económica en la cual el racismo se encuentra arraigado. Asimismo debemos centrarnos en los esfuerzos dirigidos a fortalecer las oportunidades de desarrollo y a fomentar la igualdad para así contribuir a erradicar la discriminación.
Permítanme hacer una breve mención del progreso logrado por la OACDH y de las actividades realizadas por esta instancia después de Durban. En primera lugar, hemos establecido como nuestra prioridad principal la aplicación efectiva de la Declaración y el Programa de Acción de Durban. Esta labor se está realizando en diferentes niveles.
La OACDH brinda apoyo a los mecanismos de seguimiento de la Conferencia Mundial. Además, la OACDH presta apoyo sustantivo y organizacional al Comité para la Discriminación Racial; al Relator Especial sobre las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia; y al Comité Preparatorio de la Conferencia de Examen.
Asimismo, la OACDH ejecuta proyectos de cooperación técnica en el plano nacional en coordinación con varias organizaciones no gubernamentales (ONG) e instituciones nacionales de derechos humanos. Entre estos proyectos figuran actividades de concientización para combatir el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia. ?También coordinamos acciones con las ONG y organizaciones juveniles para compartir información y facilitar su participación en determinadas reuniones, seminarios y talleres convocados por la OACDH.
Además, la OACDH es la principal agencia encargada de integrar la Declaración y el Programa de Acción de Durban a los mandatos, los programas y proyectos de las Naciones Unidas. En este sentido, la OACDH ha convocado reuniones internacionales con el fin de realizar actividades conjuntas e intercambiar información.
Para la ejecución de estas tareas, la OACDH ha solicitado con frecuencia información a los Estados Miembros sobre la aplicación de la Declaración y del Programa de Acción de Durban y ha elaborado publicaciones y otros materiales de concientización y de divulgación. Además, se han entregado informes periódicos de actualización a la Comisión de Derechos Humanos, al Consejo de Derechos Humanos, y a la Asamblea General sobre la aplicación de la Declaración y del Programa de Acción de Durban.
Deseo agregar que, para la ejecución de estas tareas tan complejas, la Unidad Anti-Discriminación de la OACDH? continuará haciendo ingentes esfuerzos para afrontar los desafíos que representan las múltiples y apremiantes solicitudes del Consejo de Derechos Humanos, utilizando los limitados recursos de que dispone.
Deseo también aprovechar esta oportunidad para se?alar que el llamado que se hizo solicitando contribuciones voluntarias para apoyar el proceso preparatorio ha sido decepcionante. Las asignaciones presupuestarias ordinarias para el proceso aún están pendientes para ser consideradas por la Asamblea General, a la cual también se le solicitarán fondos el próximo oto?o para la Conferencia de Examen. Aun cuando la Asamblea General responda de manera positiva, siempre requeriremos de contribuciones voluntarias sustanciales para que mi Oficina pueda brindar apoyo a la participación de la sociedad civil en la conferencia y probablemente también para procurar la representación de los países menos desarrollados. Por lo tanto, deseo reiterar mi solicitud a todos los Estados Miembros para que apoyen este importante proceso por medio de aportes voluntarios.
Estoy convencida de que la buena voluntad, el espíritu de solidaridad y la asignación de recursos nos permitirán avanzar de manera considerable en este proceso. Es posible superar los obstáculos y avanzar en este proceso si centramos nuestros esfuerzos para dar un nuevo ímpetu a nuestra importante lucha contra el racismo. Se trata de una lucha que nos ata?e a todos nosotros y a nuestras sociedades, las cuales presentan cada vez más un mayor grado de diversidad cultural y étnica. Debemos trabajar juntos y compartir ideas para erradicar el flagelo del racismo, la discriminación y la intolerancia. Este debe ser nuestro principal desafío y nuestro objetivo común.
Distinguidos Participantes,
Deseo concluir con algunas de mis observaciones personales como recién llegada a este proceso, el cual se ha caracterizado por la controversia y la división. Hace siete a?os, en la Conferencia Mundial contra el Racismo de 2001, la conducta virulenta y antisemita, que unas cuantas organizaciones no gubernamentales mostraron al margen de la Conferencia de Durban, entorpeció la crucial labor de la Conferencia. Se adoptaron medidas para remediar esta traición a los principios centrales de la Conferencia de Durban, y el documento de las ONG no fue remitido a la Conferencia. El legado de esta Conferencia es y debe ser la Declaración y el Programa de Acción de Durban, un marco adoptado por consenso que nos ha proporcionado un plan de acción integral para combatir el racismo y todas sus manifestaciones. La Declaración expresa una profunda inquietud por el aumento del antisemitismo en todo el mundo y por el alarmante ?aumento en los prejuicios relacionados con las creencias religiosas, entre ellos la islamofobia.
El proceso continuo de examen nos brinda la oportunidad tan necesaria de evaluar y acelerar el progreso alcanzado en la aplicación del Programa de Acción, el cual contribuiría a poner fin a todas las formas de discriminación, incluidos el antisemitismo y la islamofobia. Desafortunadamente, este proceso de examen está marcado por el temor de que se repitan incidentes de odio e intolerancia, lo cual es comprensible. Sería trágico permitir que este temor ponga en peligro nuestros esfuerzos por buscar un asidero común y entorpezca nuestra capacidad de promover más acciones a futuro para eliminar el odio y la intolerancia de este tipo. Por esta razón, deseo instar a todos los gobiernos a que participen de lleno en este proceso de examen con el fin de poder garantizar que este temor desaparezca de la Conferencia de Examen y de esta manera hacer justicia para quienes son víctimas de todas las formas de discriminación.
Aún no hemos aprendido las lecciones del Holocausto, y todos los días, hombres, mujeres y ni?os continúan perdiendo sus vidas a causa de la violencia motivada por la discriminación racial, religiosa y étnica. Tengo profundos deseos de trabajar con ustedes para hacer de la Conferencia de Examen un llamado concertado de acciones renovadas dirigidas a poner fin al racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia.
Muchas gracias.